miércoles, 30 de abril de 2014


Uno nunca quiere admitir cuanto ha calado alguien en su vida. 


Hoy me ha parecido verte por la calle. No estabas cerca, ni siquiera he visto tu cara, ni tu cuerpo. Solo he visto un chico que tenia una forma de andar que me ha parecido la tuya. 

He pensado en que diria si me encontrara contigo frente a frente. 


-Quizas le llamaria "mi shico", como cuando estabamos a solas.


Luego he pensado que ese articulo, ese que tanto significo, no tendria cabida en el saludo (fingiendo indiferencia) He decidido que quiza nunca haya sido mio, ni siquiera cuando te abrazaba tan fuerte que le dolia y expiraba hasta la ultima gota de aire. Quiza no fue mio ni cuando se reia con esos ojos profundos, como un foso, y despues de reirse me pedia que se lo volviera a decir -mi shico- y se volvia a reir a carcajadas, me rogaba que se lo dijera al oido y nos besabamos. 

Esa lengua. Ese sabor. Eso que nunca fue y que yo imagine, o quiza yo mismo cree. Lo necesitaba, era mi fuente de inspiracion. Suelo usar a la gente asi, necesito crear y me da igual de quien venga la inspiracion.

Tal vez en aquel momento no fuera capaz de soportarle. Quiza pensara, en la embriaguez de la solteria reciente que no le necesitaba. Quiza odiara en lo que me transformaba cuando estaba con el. Al fin y al cabo no me permitia usarle. Yo queria tener la satisfaccion de provocar orgasmos, de poner cachondo a alguien, de sentirme necesitado, y el no queria dejarse usar. 

Al final me doy cuenta de que aun no me he perdonado por tratarle como le trate y me estoy imponiendo, poco a poco, un castigo de soledad absoluta, impenetrable, negra. Una soledad en la que nadie podra entrar, y a la que tendre que acostumbrarme. 

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